Autores
Ricardo Jesús Martínez-Tapia,1 Francisco Estrada-Rojo,2 Alonso Alejandro Hernández-Chávez,3 Antonio Barajas-Martínez,4 Luis Arturo Flores-Avalos,5 Anahí Chavarría,6 Luz Navarro.7
1Laboratorio de Neuroendocrinología. Departamento de Fisiología. Facultad de Medicina. Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad de México.
Posgrado en Ciencias Biomédicas, UNAM.
2Laboratorio de Neuroendocrinología. Departamento de Fisiología. Facultad de Medicina. Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad de México.
Posgrado en Ciencias Biológicas, UNAM.
3Laboratorio de Neuroendocrinología. Departamento de Fisiología. Facultad de Medicina. Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad de México.
4Laboratorio de Neuroendocrinología. Departamento de Fisiología. Facultad de Medicina. Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad de México. Posgrado en Ciencias Biomédicas, UNAM.
5Laboratorio de Neuroendocrinología. Departamento de Fisiología. Facultad de Medicina. Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad de México.
6Laboratorio de Neuroinmunología, Unidad de Medicina Experimental. Facultad de Medicina. Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad de México.
7Laboratorio de Neuroendocrinología. Departamento de Fisiología. Facultad de Medicina. Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad de México.
Rev Mex Neuroci 2018; 19(1): 104-116
Resumen
Por más de 100 años los trabajos realizados por Santiago Ramón y Cajal hicieron que los estudios del sistema nervioso se enfocaran en una sola célula, la neurona, generándose una visión de tipo “neurocéntrica” y provocando que se desviara la mirada de otros componentes celulares importantes del tejido nervioso como la neuroglia. Al mismo tiempo, avances importantes en el campo de la inmunología, terminaban por consolidar conceptos como el de barrera hematoencefálica que llevaron a considerar al sistema nervioso como un sitio “inmunológicamente privilegiado”, por lo que las investigaciones sobre la interacción entre estos sistemas quedaron en un plano secundario.
Actualmente el avance científico-tecnológico ha permitido mostrar que, si bien la neurona continúa siendo un componente importante, tanto morfológico como funcional, no es la única célula de la que depende el correcto funcionamiento del sistema nervioso. Recientemente se ha descubierto el sistema glinfático, una vía de drenaje cerebral que depende del adecuado funcionamiento de la neuroglia y en especial de los astrocitos. Este sistema de drenaje amerita prestarle gran atención si se quiere conocer de manera integral la forma en cómo funciona el sistema nervioso y su interacción con el sistema inmune.
Este trabajo pretende mostrar el actual estado del arte en lo que se refiere al conocimiento del sistema glinfático y cómo, por un lado, está cambiando los paradigmas de estudio, y por otro está dando a luz a varios cuestionamientos que estaban obscuros a raíz de este enfoque “neurocentrista”.
Abstract
For more than 100 years the works carried out by Santiago Ramón y Cajal supported the nervous system studies to focus on a single cell, the neuron, resulting in a “neurocentric” perspective, averting the sight from other important cellular components of nervous tissue such as neuroglia. At the same time, significant advances were made in the field of immunology, consolidating concepts such as blood-brain barrier, generating the idea of the nervous system as an immunologically privileged site, thus relegating to the background the research between the interactions in these systems.
Nowadays the scientific and technological advance has enabled to show that the neuron, although an essential component both morphologically and functionally, is not the only actor in the functioning nervous system. Today the glymphatic system, a brain drainage system that relies on the adequate neuroglia functioning, particularly the astrocytes, must be paid attention if we want to know about the integral view of how the nervous system works and how it interacts with the immune system.
This paper aims to show the current state of the art regarding knowledge of the glymphatic system, and how this knowledge is changing paradigms of study and is also giving birth to several questions previously hidden by the “neurocentric” approach.